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Si, casi rozando diciembre y el otoño al fin se asomó.
Quizá sea por sus colores cálidos, su temperatura serena y la vuelta a la tranquilizadora rutina que parece que al fin, luego de un largo verano, vuelvo a mi eje.
Aunque la ciudad que hoy me acoge, Almería, no me deja disfrutarlo plenamente con su falta de árboles que envejecen cada otoño, hoy se apiadó de mi, y me dejó ver las primeras gotas sobre mi ventana.
En realidad amo los cambios de estaciones. Porque me gusta que la vida cambie! Si no sería terriblemente aburrida.
En otoño me gusta:
- Tomar tes de todo tipo: me gustan con bergamota, también con jazmín y un chai! por supuesto!
- Me gusta cocinar tartas. El problema es que mi familia no es muy fan de lo dulce, me las termino comiendo yo y después me desmorono frente a la balanza. Solución: me he comprado un molde de tarta pequeño! jejeje!
- Tejer. Si, como toda mujer que ama trabajar con sus manos, llega el otoño y las lanas me llaman. No se por qué no me llaman los hilos en primavera, pero bueno. Me siento y vuelvo a mis cinco añitos, con mi abuela enseñándome a tejer.
- Comer mandarinas! Uf! vivía de pequeña en una zona de cultivo de mandarinas (Misiones, Argentina) y las siestas de otoño las pasaba al solecito con un cubo de mandarinas a mi lado.... El olor al pelar las mandarinas me transporta inmediatamente a ese instante.
Otoño, dulce y delicado otoño.......
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